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Arquitectura

Esta semana, Sabrina termina su “intership” en COFER Studio, una chica de 17 años que desea seguir el camino del diseño como actividad profesional.  Estas prácticas, obligadas por su bachillerato, pretenden dotarla de una sensibilidad mayor antes de escoger la carrera que perseguirá en la universidad. La inocencia de su edad y la vibrante emoción de lo incierto, me ha remontado emotivamente a la época en la que yo mismo tenía por delante la decisión de escoger mi universidad y la carrera profesional que marcaría el resto de mi vida.Respecto a la elección de la universidad no tuve muchas opciones, aunque mi preferencia era aplicar a la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México, mi padre fue muy explícito al respecto: “Estudiarás en el Tec de Monterrey, campus Monterrey, como el resto de la familia, o te pagarás la universidad tú solo”. Acto seguido presente el examen de admisión al Tec en medio de muchas presiones y controversias familiares. Realmente esta fue una época lamentable, pero me graduaría, debo admitir muy honrado, del  Tec de Monterrey en Mayo del 2011.
Estudiar arquitectura fue una de las decisiones más difíciles que he tomado en mi vida. Aunque mi bachillerato fue dirigido a las ingenierías con la intención de inscribirme a la Facultad de Arquitectura, al realizar la selección de mi carrera en el formato de admisión, pesaron más las inseguridades personales y los comentarios “bien – intencionados” de todos aquellos familiares que tenían algo que opinar sobre las “excelentes relaciones” que tenían en el mundo de la abogacía. Simplemente me equivoqué al ceder a las presiones familiares sobre mi autoconocimiento y me inscribí en la Facultad de Derecho.

Todos decían lo mismo, de arquitecto te vas a morir de hambre, nadie paga por diseño, el maestro de obras sabe más y lo hace más barato, y todos esos comentarios no tan amables que sólo degradan y menosprecian la profesión que amo. Perdí seis semestres de mi vida estudiando y trabajando en una profesión si bien interesante pero que no me apasionaba. Curiosamente el villano dictador y autoritario que decidió por mí la universidad, sería también aquel salvador glorioso que me apoyo y me dio fuerzas para reencontrar el sendero que había perdido años atrás.

Hoy tengo el placer de ser el director creativo de COFER Studio, un taller de arquitectura progresista en el que no sólo colaboran arquitectos. Todo lo que todos decían estaba equivocado. En mi experiencia, si realmente sientes pasión por algo; No sólo eres capaz de diseñar tu propia realidad, sino también de contribuir activamente a generar una mejor sociedad y comunidad. De acuerdo al SPADIES del Ministerio de Educación de Colombia alrededor del 50% de los estudiantes universitarios sienten que fallaron al elegir su carrera a la mitad de la misma. No es muy tarde para hacer un cambio. No deberían existir estudiantes deprimidos, ni profesionistas frustrados.

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